La magia del agua es tal que no precisa de ningún color, ni colorado, ni azul, pues su transparencia de por sí la vuelve maravillosa.
Y puede encontrarse sola y abandonada, aún estar atrapada en un simple vaso... que siempre tendrá el poder de calmar la sed al sediento. Sólo con mirarla, puede convertirse en un trago de fe.
La magia del vaso de agua se renueva cada día. Nos hace compañía y nos dice que no estamos solos, a pesar de no haber nadie cerca. Como en este instante.
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